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CRIANZA Y ESTILOS DE APEGO: LA INFLUENCIA EN NUESTRA SALUD MENTAL Y RELACIONES

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Si alguna vez te has preguntado, ¿por qué actuamos de cierta manera en nuestras relaciones o por qué algunas personas tienen más dificultades para manejar sus emociones?, una buena parte de la respuesta puede encontrarse en nuestra infancia, específicamente en los estilos de apego que se desarrollan durante este periodo crucial de nuestras vidas.

¿Qué son los estilos de apego?

Los estilos de apego son patrones de comportamiento emocional que se establecen durante la infancia a través de las relaciones con nuestros cuidadores primarios, por lo general nuestros padres. Estos estilos de apego afectan cómo nos relacionamos con otros y cómo manejamos nuestras emociones a lo largo de nuestra vida.

Los experimentos clave en el estudio del apego

Para entender los estilos de apego, es importante mencionar dos experimentos que han sido fundamentales en nuestra comprensión del apego: los experimentos de Harlow y de Ainsworth.

 

1. El psicólogo Harry Harlow llevó a cabo un famoso experimento con monos Rhesus en los años 50. Los monos bebés se separaron de sus madres biológicas y se les dio la opción de dos "madres" de alambre, una cubierta con un paño suave y otra con una botella de leche. A pesar de que la "madre" de alambre proporcionaba alimento, los monos bebés preferían pasar su tiempo con la "madre" de tela que proporcionaba confort y contacto físico. Este estudio destacó la importancia del contacto físico y el confort en el desarrollo de los lazos de apego.

 

2. Por otro lado, la psicóloga del desarrollo Mary Ainsworth llevó a cabo un experimento llamado "La Situación Extraña" en los años 70, donde observó la reacción de los bebés al ser dejados solos y luego reunidos con sus madres. A través de este estudio, Ainsworth identificó tres principales estilos de apego: apego seguro, apego ansioso-ambivalente y apego evitativo.

Tipos de Apego y Características

La investigadora Mary Ainsworth amplió el trabajo de Bowlby al estudiar la respuesta de los bebés a la presencia y ausencia de la madre en un experimento conocido como la "situación extraña". De este trabajo, surgen los cuatro principales estilos de apego:

  • Apego Seguro: En este estilo de apego, el cuidador primario responde de manera sensible y consistente a las necesidades del niño. Como resultado, los niños aprenden que pueden confiar en los demás para satisfacer sus necesidades y se sienten seguros para explorar el mundo. En la adultez, estas personas se sienten cómodas con la intimidad, pueden expresar sus emociones de manera saludable y tienden a tener relaciones fuertes y estables. La seguridad en sus relaciones les permite manejar adecuadamente el estrés y enfrentar los desafíos de la vida.

  • Apego Ansioso-Preocupado (dependiente): En este estilo de apego, el cuidador primario es inconsistente en la atención a las necesidades del niño. En ocasiones, el cuidador es cariñoso y atento, mientras que otras veces puede estar distraído o ausente. Esta inconsistencia lleva a los niños a desarrollar una ansiedad constante sobre si sus necesidades serán satisfechas o no, generando una inseguridad que se traduce en una necesidad de constante validación y aprobación en sus relaciones adultas. Buscan altos niveles de intimidad y pueden sentirse ansiosos o inseguros si perciben que esta intimidad está en peligro. A menudo, estas personas luchan con el temor al rechazo y la separación.

  • Apego Evitativo (descartante): En este estilo de apego, el cuidador primario tiende a ser emocionalmente distante, poco receptivo o rechaza las necesidades emocionales del niño. Los niños aprenden que la mejor manera de obtener sus necesidades básicas satisfechas es manteniéndose emocionalmente distantes y autónomos. En la adultez, estas personas pueden tener dificultades para abrirse emocionalmente y suelen ser vistas como independientes y autosuficientes. Suelen evitar la intimidad emocional y pueden tener dificultades para reconocer y expresar sus propias necesidades emocionales.

  • Apego Desorganizado (temeroso-desorientado): Este estilo de apego se desarrolla en niños cuyos cuidadores son a menudo una fuente de miedo, ya sea debido al abuso, negligencia o comportamiento errático. Los niños con este tipo de apego a menudo presentan conductas contradictorias y confusas y pueden tener dificultades para regular sus emociones y comportamientos. En la adultez, estas personas pueden tener dificultades para formar relaciones estables y seguras, y pueden presentar comportamientos confusos o erráticos en sus relaciones.

 

Impacto en las relaciones y salud mental

Nuestro estilo de apego influye en gran medida en cómo nos relacionamos con otras personas. Aquellos con un apego seguro suelen tener relaciones saludables y satisfactorias, mientras que aquellos con estilos de apego inseguros pueden tener dificultades en las relaciones, incluyendo la dependencia emocional, el miedo al rechazo o la evitación de la intimidad lo cual puede impactar enormemente en la salud mental. Por ejemplo, se ha observado que los estilos de apego inseguros están asociados con un mayor riesgo de trastornos de salud mental, como la depresión y los trastornos de ansiedad.

Conclusión

Nuestra historia de apego, las huellas invisibles de nuestras primeras experiencias de vida, pueden moldear profundamente nuestra salud mental y la forma en que nos relacionamos con los demás. Comprender nuestra propia historia de apego no solo nos ofrece una ventana a nuestro yo interior, sino que también nos proporciona un espejo para ver nuestras interacciones con los demás.

A través de este conocimiento, podemos comenzar a reconocer patrones, entender nuestras reacciones y comportamientos, y abordar las áreas en las que podríamos tener dificultades. Esta autocomprensión puede permitirnos trabajar activamente en la construcción de relaciones más saludables, seguras y satisfactorias.

Es importante recordar que ningún estilo de apego es inmutable. La belleza de la mente humana reside en su capacidad para aprender, crecer y cambiar. Con comprensión, empatía y trabajo, es posible cambiar los patrones de apego menos saludables y moverse hacia una vida más plena y auténtica.

En definitiva, la utilidad de este conocimiento radica en su capacidad para ayudarnos a construir una mejor visión de nosotros mismos y nuestras relaciones. Al enfrentar nuestro pasado con valentía y empatía, podemos dar forma a un futuro donde nos relacionamos y nos movemos por el mundo de una manera que refleja quiénes somos realmente y quiénes aspiramos a ser. Al final del día, un mayor entendimiento de nosotros mismos es la clave para una vida más plena y relaciones más sanas.

Bibliografía

1. Ainsworth, M. D. S., & Bell, S. M. (1970). Attachment, exploration, and separation: Illustrated by the behavior of one-year-olds in a strange situation. Child development, 41(1), 49-67.

2. Bowlby, J. (1973). Attachment and loss: Vol. 2. Separation. New York: Basic Books.

3. Harlow, H. F. (1958). The nature of love. American psychologist, 13(12), 673.

4. Mikulincer, M., & Shaver, P. R. (2016). Attachment in adulthood: Structure, dynamics, and change. New York: Guilford Press.

5. Sable, P. (2018). What is Adult Attachment?. Clinical Social Work Journal, 46(1), 9-21.

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